En esta sección expondremos algunos de los errores más comunes cuando hablamos de la relación con el diseñador que se contrata. Debemos decir que el punto más importante para que el trabajo de diseño salga como corresponde es que se establezca una buena relación con el profesional de diseño que se contrata. Una buena relación quiere decir una relación amena, fluida, eficiente: un equipo. Si se consigue entablar este vínculo, el trabajo saldrá como se espera.
Cuando un cliente no escucha al diseñador. Es un gran problema cuando el cliente quiere que el diseñador haga todo lo que él le dice. El trabajo de diseño se basa en la creatividad, en la versatilidad y en el conocimiento de varios elementos, no se puede resumir a los gustos personales de una persona. Si el cliente es necio y no escucha las recomendaciones del diseñador, el trabajo será un verdadero desastre. No es que el cliente es un participante pasivo sino que su participación debe ser la de un integrante de un equipo que busca sacar el trabajo adelante. Para ello hace falta modestia, paciencia y voluntad.
Cuando se piden cambios constantemente. El proceso del diseño de un sitio comienza en las indicaciones del cliente. Luego se presentan los bocetos. Cuando éstos son aprobados se pasa al diseño en sí. El diseño terminado es presentado al cliente para que lo analice. El cliente puede aprobar el diseño en su totalidad (todos sabemos que esto es imposible) o pedir algunas modificaciones. Hechas las modificaciones se vuelve a presentar el diseño terminado. El cliente puede aprobar el diseño en su totalidad o pedir nuevas modificaciones. Si pide modificaciones, éstas se harán y el sitio se subirá a Internet sin más consultas. El número de revisiones puede ser pautado antes de comenzar el trabajo. No hay un límite más que el que se paute entre el cliente y el diseñador. Cuando el sitio está subido a la Web el cliente notará cosas que no había visto antes y pedirá modificaciones. Estas modificaciones también deberán ser pautadas con anterioridad. Es importante que se paute la cantidad de revisiones que tendrá un diseño porque de otra manera (la práctica así lo indica) el cliente nunca se detendrá: pedirá cambios constantemente. Otra opción es que por cada modificación se cobre un dinero fijo o por horas de trabajo.
Un diseñador que no puede trabajar si el cliente no le dice qué hacer es un gran problema. El diseñador tiene que tener la libertad y la seguridad para crear ya que para eso está. No se debe temer a hacer algo que no le guste al cliente. El diseñador siempre tiene que estar creando y luego se podrá acomodar a las indicaciones del cliente.
Cuando el cliente no puede explicar bien qué es lo que desea. Esto es de lo más común. Es muy raro encontrar un cliente que diga yo quiero esto de ésta manera, que se parezca a esto, esto u esto, etc. Generalmente, los clientes tiene una vaga idea de los que quieren o simplemente no tiene idea alguna. También puede suceder que el cliente sepa qué es lo que quiere pero no lo sabe expresar. En este estadio de la relación es que se debe hacer un gran esfuerzo. El cliente deberá esforzarse por tener ideas y por saber expresarlas y el diseñador debe tener paciencia y ayudar a pensar y a expresarse al cliente. Una buena forma de comenzar es sentarse juntos a ver página Web que le hayan gustado al cliente y así tener un punto de referencia.
Estos son inconvenientes comunes, pero no son todos. Cada relación tendrá sus propios problemas y deberá solucionarlos. Lo que en verdad importa es que se conforme un equipo en el que uno ayude al otro, una relación afirmativa, no una lucha entre las partes interesadas. No existe otra forma de sacar adelante el trabajo de diseño que trabajando en equipo. Esto es lo especial de este trabajo: a veces es una molestia, pero es verdaderamente una característica maravillosa. Algunas veces uno puede quejarse porque no está acostumbrado a trabajar hombro a hombro con otra persona, pero es muy bueno hacer el ejercicio.
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